Son un conjunto de patologías que afectan a los tejidos de soporte de los dientes. Para simplificar describiremos dos tipos:
- Enfermedades gingivales: grupo de trastornos que se caracterizan por signos y síntomas clínicos de inflamación de la encía (calor, rubor, edema y sangrado ante un estímulo como el cepillado).
Una característica que las diferencia de problemas de mayor gravedad es que no presentan alteraciones en la inserción conectiva del diente ni en el hueso. Son enfermedades reversibles una vez que se elimina la causa que las provoca.
La principal enfermedad de este grupo es la gingivitis asociada a placa dental. Existen otro tipo de gingivitis como las asociadas a la pubertad, al embarazo, al uso de algunos medicamentos, malnutrición o enfermedades más graves como la leucemia.
- Periodontitis: enfermedad infecciosa que provoca la destrucción de los tejidos de soporte de los dientes y del hueso.
La más frecuente es la periodontitis crónica o del adulto, conocida popularmente como “piorrea”. Se caracteriza por un progreso lento con fases en la que la destrucción de los tejidos se agudiza. Suele comenzar como una gingivitis, por eso comparte algunos signos y síntomas como enrojecimiento de las encías (a veces adquieren un color purpúreo) y sangrado al cepillado o con otro tipo de estímulos.
Además la periodontitis cursa con la presencia de cálculo bajo el nivel de la encía y mal aliento. A medida que la enfermedad avanza y se va produciendo mayor destrucción del tejido, los dientes van adquiriendo aspecto de dientes “largos” o aspecto periodontal (se ven las raíces), aparece movilidad, e incluso pequeñas colecciones de pus en la encía.
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